Nuestro colegio celebró el pasado día 30 de Octubre, la festividad de Hallowen. Nuestros alumnos/as pudieron venir disfrazados con motivos alusivos y compartieron una agradable mañana de juegos y diversión.
Pero antes de continuar, sería interesante conocer algo más de esta celebración:
En Halloween los niños y jóvenes se disfrazan para la
ocasión y pasean por la calles pidiendo dulces de puerta en puerta. Después de
llamar a la puerta los niños pronuncian la frase "truco o trato",
"dulce o travesura" (proveniente de la expresión inglesa trick or
trat). Si los adultos les dan caramelos, dinero o cualquier otro tipo de
recompensa, se interpreta que han aceptado el trato. Si por el contrario se
niegan, los chicos les gastarán una pequeña broma, siendo la más común arrojar
huevos o espuma de afeitar contra la puerta.
Pues bien, Halloween o Noche de Brujas es una fiesta proveniente
de la cultura celta. Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en
Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido, pero actualmente se celebra en casi
todos los países occidentales con mayor o menos importancia.
Sus orígenes se remontan a los celtas, y la fiesta
fue exportada a los Estados Unidos por emigrantes irlandeses en el siglo XIX.
La historia de Halloween se remonta a hace más de 2.500 años, cuando el año
celta terminaba al final del verano, precisamente el 31 de Octubre de nuestro
calendario. El ganado era llevado de los prados a los establos para el invierno.
Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y
apoderarse de los cuerpos vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas
ensuciaban las casas y "las decoraban" con huesos, calaveras y demás
cosas desagradables, de forma que los muertos se guiaran por medio de estos
hasta llegar a un lugar mejor. De ahí viene la tradición de decorar con motivos
siniestros las casas.
La Iglesia Católica, en el siglo VIII, decidió
sustituir esta festividad por la de Todos los Santos. Fue el Papa Gregorio III
quién estableció el 1º de Noviembre como el Día de Todos los Santos, intentando
así eliminar el paganismo y librarse de la competencia religiosa.
La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta, se
popularizó alrededor de 1930. Según se cree, no se remonta a la cultura celta
sino que deriva de una práctica que surgió en Europa durante el siglo XIX. El
día 2 de noviembre, los cristianos iban de pueblo en pueblo mendigando
"pasteles para los difuntos", que eran trozos de pan con pasas de
uva. Cuando más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de
oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus
benefactores.
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