EL 16 DE NOVIEMBRE, EN NUESTRO COLE HEMOS CELEBRADO EL DÍA
INTERNACIONAL PARA LA TOLERANCIA.
LOS NIÑOS Y NIÑAS HEMOS APRENDIDO QUE DEBEMOS RESPETAR A
LOS DEMÁS PORQUE SOMOS DIFERENTES, QUE LA EMPATÍA ES UN
INGREDIENTE ESENCIAL EN NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS, PERO SOBRE TODO
DEBEMOS APRENDER A TOLERAR NUESTRAS FRUSTRACIONES.
¿Por qué es importante que los
niños y niñas tengan una alta tolerancia a la frustración?
Porque
gracias a ello aprenderán a enfrentarse de forma
positiva a
los inconvenientes que la vida les vaya poniendo en su camino.
Porque
aprenderán a canalizar las emociones que causan dolor, como la
rabia, el enfado, la ansiedad, la angustia y sufrirán menos.
Porque
aprenderán a conocerse a ellos/as mismos/as y podrán saber cuáles son sus
límites.
Porque el
autocontrol es primordial desde edades bien tempranas. Un niño o niña que sabe
controlarse es un niño o una niña feliz.
¿Cómo lo haremos?
- Hay que tener en cuenta que la tolerancia a la frustración depende
directamente de la personalidad de cada niño o niña. Hay algunos/as que
son más exigentes consigo mismos/as y tienen un límite más bajo, se
frustran más.
Los hay que dependiendo
de su estado anímico son más o menos tolerantes a la frustración… por eso, hay
que tener siempre en cuenta que cada niño o niña es distinto/a y que no
todos/as van a saber reaccionar de la misma forma. Como en todo, nunca es bueno
generalizar.
La principal forma de trabajar
la tolerancia a la frustración es poner límites y normas. No quiere
decir que tengamos que exigirles el cumplimiento de un sin fin de ellas, hay
que empezar poco a poco, pero asegurándonos de que esas pequeñas cosas que se
les piden, las cumplan siempre. Por ejemplo: No levantarse de la mesa
hasta haber terminado de comer, guardar los juguetes al terminar de jugar,
lavarse las manos antes de sentarse a la mesa.
Plantearle opciones a esos problemas que puedan
surgirle y le frustren. Debemos hacerles ver que no se acaba el mundo y que hay
que tratar de buscar una alternativa cuando nos encontremos en una situación
como esa. Una vez el niño o niña exponga qué es lo que le preocupa, trataremos
de solucionarlo junto a él o ella, dejándole que sea quien lleve las riendas.
En caso de que esté muy
ofuscado/a y no vea soluciones a corto
plazo, seremos nosotros/as quienes le ayudemos a salir del embrollo.
Refuerzo
positivo cuando sea capaz de tomar otro camino antes de frustrarse, o
cuando esté a punto de lograrlo. Esto le dará más seguridad en sí mismo/a y
capacidad para volver a intentarlo en futuras ocasiones. El refuerzo positivo
no tiene que ser algo material, puede ser un refuerzo verbal perfectamente,
algo que reconforte al niño/a y le haga sentirse bien.
Evitar las
comparaciones. Hay que hacerles ver que cada uno es diferente al resto, con sus
cosas buenas y sus cosas malas, pero no hay nadie mejor ni peor. Los niños/as
cuando son pequeños/as tienden a fijarse mucho en los demás y a compararse con
ellos/as, llegando a sentirse en ocasiones inferiores. Muchas veces, los
adultos, sin querer, caemos en las comparaciones entre unos y otros. Hay que
dejar de hacerlo para que ellos/as se den cuenta de que son únicos/as y
especiales.
Juegos y
actividades para trabajar la tolerancia a la frustración:
- Los niños y niñas que tienen
baja tolerancia a la
- frustración suelen ponerse muy
nerviosos/as cuando tienen que esperar su turno. Suelen ser bastante
impulsivos y les cuesta guardar cola. Por eso, cualquier juego que
requiera un tiempo de espera es ideal para trabajar con ellos.
- Trataremos de que no haya
demasiados niños/as en el juego para que los tiempos de espera sean más
pequeños. Podemos jugar por ejemplo al ahorcado, con 3
participantes. Es un juego relativamente rápido. A medida que el niño o
niña vaya aprendiendo a respetar su turno podemos incrementar el número
de jugadores, paulatinamente para evitar, precisamente lo que estamos
trabajando, la frustración.
- Una forma que todos tienen al
alcance de las manos y se puede trabajar día a día es controlando
los turnos de espera en el parque. A la hora de subirse a los columpios,
al tirarse por el tobogán etc… Trataremos siempre de que no haya
demasiados niños/as para poder realizar la actividad y reforzaremos la
buena conducta siempre.
- Utilizar técnicas de
relajación. Hay veces que los niños/as se frustran porque el ritmo
de vida al que se ven sometidos/as es muy alto. Entre el colegio, las
actividades al salir del colegio y demás quehaceres, terminan muy
cansados/as y se frustran por cualquier cosa. Es muy bueno
propiciarles ratos de relax. Un cuarto sin distracciones. Cojines para
sentarse, manta para taparse, música muy bajita y luz tenue. Se puede
aprovechar para contar algún cuento o simplemente hacer ejercicios de
autoconocimiento, fomentando así la relajación.
- Estar en contacto con la
naturaleza cura todos los males. Los niños que viven en la ciudad tienden
a estar más estresados y a frustrarse más que los niños que viven en el
campo, por eso nunca está de más una escapada a la montaña, unas carreras
por los prados, respirar aire fresco o ¿por qué no? irse a la playa a
pasar el día, aunque sea invierno.
- A través de cuentos o
fábulas como: La Lechera; Sé muchas cosas. Ann Rand; ¡Por qué siempre va a
ser así! Jutta Treiber.; Soy grande, soy pequeño. Kathy Stinson; El Hada
que perdió sus alas…
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